jueves, 17 de noviembre de 2011

197. Van

Ya estoy en Van y llevo 3 días visitando pueblos (y pisando nieve y barro, todo hay que decirlo). Es el contexto humanitario más diferente de todos los vistos hasta ahora. Como no está muy lejos, apenas 1.000 kilómetros, podría recordar un poco Abjasia: población dependiente de la ganadería, zonas aisladas, nieve y frío extremo, lago con algo de pesca y gran ciudad turística. El terremoto ha alterado parte de este contexto, entre otras cosas porque nadie quiere ir a Van.


A nuestra llegada a Turquía, un segundo terremoto el 09.11.2011 provocó un éxodo masivo de la capital. A mi llegada a Van, otra réplica 4.2 y esta mañana una tercera, 3.5. Si el primer terremoto había dejado bastantes edificios con grietas, el segundo ha provocado que la población no se fíe para nada de todo aquello que tenga más de dos plantas. Al entrar ni siquiera para tomar un desayuno en el café de la esquina uno no puede evitar mirar la altura del edificio y ver si tiene grietas, pequeñas o grandes. La ciudad se ha vaciado en menos de dos semanas. De 700.000 habitantes a algo más que 350.000 y bajando. Por la noche Van es casi una ciudad fantasma. Bloques y bloques de edificios abandonados, con apenas una o dos luces encendidas de aquellos que no han encontrado ni un sitio donde guarecerse y no pueden pasar la noche a la intemperie, que hace unos días llegó a los -15 ºC.

¿Dónde vive la gente? Muchos se han ido a las casas o pueblos de sus orígenes, otros se han reagrupado con otros familiares o no se sabe donde han ido. La mayoría, en tiendas de campañas. Sí, en tiendas de lona. Los afortunados que disponen de tienda con agujero para chimenea todavía han podido poner una estufa dentro, pero técnicamente, debería estar prohibido ya que el riesgo de incendio es elevado.

Y ahora que ya han pasado 3 semanas aparece otra urgencia: productos de higiene. A la falta de estos productos destruidos en las casas que se han derrumbado se une que cientos de comercio han cerrado sus puertas y nadie tiene donde abastecerse

En los pueblos la situación todavía es peor. Ayer visité un pueblo completamente destruido. Solo el minarete de la mezquita seguía en pie (la mezquita no). Este pueblo en concreto, a parte de tiendas estaba empezando a recibir módulos prefabricados. Esta mañana he visitado 6 pueblos más, algunos más afectados que otro. Al igual que ayer en uno de los pueblos costaba entender que ese montón de ruinas había sido un pueblo. El gobierno, al igual que en el pueblo de ayer también habia entregado modulos prefabricados, pero la mayoría de la gente se queja que no han llegado tiendas para todos y tienen miedo de dormir en sus casas. Hablando con la gente la necesidad es siempre la misma: jabón, detergente, champú, compresas, papel higiénico, pañales…. Va a ser difícil elegir las poblaciones que se van a beneficiar de los kits de higiene que queremos distribuir… porque todas en mayor o menor medida lo necesitarían.

5 comentarios:

Momoyama dijo...

Ufff, mucho ánimo con el día a día y las decisiones que seguro que son difíciles.
Un beso, María

Juan José Tarrés Sanjurjo dijo...

Gracias por el beso y los animos. Confirmo la recepcion de ambos. Otro de vuelta. Juanjo

Anónimo dijo...

Ostres, quin panoramaaa!! Segur que una dificil presa de decisions... Endavant i força! Una abraçada!!!

Anónimo dijo...

Uis, he ooblidat identificar-me, sòc la Terepalop de la vila d'igualada! :)

Ana Ji dijo...

vaya experiencia, juanjo. ahora ya puedo invitarte a mi casa, aunque esté sin limpiar : ) humor negro del humanitario...