lunes, 10 de mayo de 2010

119. Mali (II)

Sutilmente la naturaleza nos recuerda que unas casi etereas cenizas pueden dejar en tierra a miles de aviones de varias toneladas

Lo prometido es deuda así que bienvenidos a Bamako. Si lo bueno se hace esperar ya os avanzo que Mali tiene que ser muy bueno. Como podeís ver por poco no me pilla la nube volcánica pero al vivir en una economía global en la que se comparten los aviones como postres en comida, debido al retraso tuve que hacer noche en Casablanca y volar a las 2 de la mañana del día siguiente, llegando hoy a las 7 a Bamako y casi directamente a la oficina. Con este preámbulo pocas cosas os puedo contar de Bamako. Grande, muy grande para estandares africanos, 1.800.000 habitantes (lo reconozco, no lo he podido averiguar a ojo). Algo caótica como podeis ver en el atasco matutino del lunes pero con personalidad propia atravesandola como la atraviesa el río Níger.



Bamako, "el arroyo del caimán" en lengua Bambara tenia 2500 habitantes en 1884, aunque se cree que fue fundada en el siglo XVI. Desde entonces hasta ahora se ha convertido en la gran capital del Sahel.

Por cierto, en el avión he coincidido con un grupo de nueve personas (entre las que estaba Pau Dones, Jarabe de palo) que viajaban para impartir un taller en el conservatorio de música de la capital, organizado por "Voces"
(http://www.voces.org/). Mucha suerte y energía positiva para una ONG que pretende unir música y solidaridad, una buena combinación que veremos en el próximo estreno de "Armenio" que comentaremos otro día.

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