Ahora que desgraciadamente la situación en Mali ha pasado a convertirse en « la guerra de Francia » es normal encontrarse en los medios de comunicación titulares que hablan de los yihaidistas y salafistas (como si fuesen lo mismo) del avance de los rebeldes (ya habían avanzado hace meses cuando llegaron a Douentza en agosto de 2012) de las recientes Declaraciones de Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (hace meses que existen, la 2056, 2071, 2085 de 2012, las declaraciones de Presidencia de 26 de marzo y 4 de abril de 2012, diversos comunicados de prensa del Consejo…). Es ahora cuando saltan las alarmas y se habla de una guerra contra el terrorismo.
Pero ¿qué ha cambiado de hace una semana a hoy? ¿que ha movido a Francia a entrar en guerra ahora? Para los malienses del sur la llegada del ejército francés (se habla ya de 2.500 soldados para los próximos días) ha supuesto una corriente de euforia. Veían con desgana como tras 12 meses (mañana hará exactamente un año de los primeros combates en el norte) su ejército no reconquistaba ni un solo metro perdido ante los islamistas o los perdía irremediablemente. Los drones americanos sobrevolaban una y otra vez el territorio pero nadie sabía a dónde iba a parar esa información que recogían. Francia podía haberse posicionado de la misma manera hace un año o cuando Ansar Dine tomó Douentza o cuando cortaron la primera mano los islamistas
¿No se podía esperar a septiembre de 2013 tal como Romano Prodi, enviado especial de Naciones Unidas para el Sahel había aconsejado tras entrevistarse con diversos primeros ministros (Marruecos, Mauritania, Argelia) confiando que para dicha fecha el ejército maliense estuviese formado y preparado para combatir junto a las tropas enviadas por los países de la CEDEAO? ¿No se podía haber intervenido en mayo de 2012 cuando las tasas de malnutrición infantil en el norte empezaron a aumentar hasta límites insostenibles? El descenso de la popularidad de Hollande (del 61 % junio 2012 al 37 % en enero 2013) quizá ha tenido algo que ver.
Ninguna guerra es buena. La presencia de yihaidistas ocupando el norte y aplicando la sharia más radical tampoco. La vida de los franceses secuestrados por AQMI está ahora más que nunca en riesgo.
¿No se podía esperar a septiembre de 2013 tal como Romano Prodi, enviado especial de Naciones Unidas para el Sahel había aconsejado tras entrevistarse con diversos primeros ministros (Marruecos, Mauritania, Argelia) confiando que para dicha fecha el ejército maliense estuviese formado y preparado para combatir junto a las tropas enviadas por los países de la CEDEAO? ¿No se podía haber intervenido en mayo de 2012 cuando las tasas de malnutrición infantil en el norte empezaron a aumentar hasta límites insostenibles? El descenso de la popularidad de Hollande (del 61 % junio 2012 al 37 % en enero 2013) quizá ha tenido algo que ver.
Ninguna guerra es buena. La presencia de yihaidistas ocupando el norte y aplicando la sharia más radical tampoco. La vida de los franceses secuestrados por AQMI está ahora más que nunca en riesgo.
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