Ya han pasado (el tiempo vuela) más de 8 meses desde que un terremoto de magnitud 7 devastara parte de Haiti. Fue el 12 de enero de 2010. Repetir la cifra de miles de muertos, desplazados, daños materiales, psicológicos, nutricionales casi sobra por la cantidad de veces que han sido mencionados (a parte que no siempre es fácil determinar la cifra). Asimismo, miles de millones de euros destinados a la reconstrucción ¿Donde estamos a fecha de hoy?
Escuela en Kasungu
El terremoto no solo destruyo vidas y edificios: Escribía Alain Deloche hace solo unos meses que la ayuda humanitaria estaba debilitando a la medicina del país ya que la estaba reemplazando y creando una dependencia de la que en algún momento se tendrá que desvincular. Las ONGs contratan a médicos de la sanidad publica que dejan sus puestos de trabajo por salarios más elevados. Alguien podría argumentar que antes del terremoto el país ya sufría una atención medica precaria pero ahora, ha pasado a ser inexistente desde el punto de vista nacional. Alaistair Burnett, de Cruz Roja afirma que la situación no puede prolongarse eternamente, los recursos son limitados y algún día, desaparecerán. De los 5.000 millones de dolares prometidos por instituciones financieras, y confirmados en una reunión en Punta Cana, se calcula que sólo un 11 % ha llegado al país. Cantidad importante, pero insuficiente para reconstruirlo.
Veamos lo positivo: Según Unicef, la prevista crisis de desnutrición infantil no se ha producido. No ha habido graves epidemias, a pesar de los problemas de hacinamiento en los campamentos. y en mayor o menor medida se ha garantizado el suministro de agua. Se han instalado más de 11.000 letrinas. La inseguridad, el gran problema antes y después, ha disminuido permitiendo a los actores internacionales desarrollar su trabajo. Todas las personas con las que he hablado tras volver de Haiti mencionan la evolución positiva de los primeros meses a fecha de hoy.
Es difícil ante un problema tan complejo afirmar donde estamos. La gente, ante problemas complejos quiere soluciones simples y saber si toda la marea de solidaridad que nos invadió tras el seísmo ha llegado a buen puerto. En algunos casos sí, en otros no. Habrá que aplicar el proverbio haitiano que dice: Wè jodi-a, men sonje denmen—vive el hoy, pero piensa en el mañana.
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