De izquierda a derecha: Sebastien, Abdu (el del abrigo) Silke, yo, Illa, Lawali (el conductor), Hassane, Saidou y Joshua. Estamos un poco descentrados, pero quien no lo estaría después de 12 horas de viaje... en el mismo coche. Nos quedaba otra hora pero había humor para hacer bromas. Si me preguntan hoy domingo que he hecho, solo puedo contestar una cosa:viajar (y vivir el viaje). Toque de corneta: 04:45 h. Entre cargar el coche y recoger a la gente, salimos de Niamey a las 05:45 h. con destino a Mayahí. Los participantes de la maratón los teneis a vuestra izquierda. Llegada al hogar dulce hogar en un tiempo record super rápido: 18:45 h. Solo 13 horas con pinchazo incluido (comida en 30 minutos y desayuno en 15). Si hubiesemos ido de Barcelona a Cádiz, habríamos tardado lo mismo, pero no es lo mismo ir por autopistas y autovias que atravesar todo pueblo, grande o pequeño, con una constante invasión de la vía: niños, cabras, carromatos, gallinas, ovejas. Controles de policía, peajes y vendedores ambulantes que te invaden por la ventanilla. Llega un momento que el sitio donde la espalda pierde su casto nombre, está tan dolorido que se insensibiliza. De vez en cuando hay que ir mirando el reloj porque está prohibido viajar de noche y si no llegamos, tenemos que quedarnos a dormir por el camino, eternizando más el viaje si cabe. Eso sí, da tiempo para hablar de todo, de reirnos los unos y los otros y de crear una comunidad muy especial que se disuelve con la misma palabra con la que se ha empezado: buenas noches.
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