Equipo Oxfam en Burkina, hace un mes. De momento, todos bien |
La semana pasada nuestros compañeros en Ouagadogou nos informaban que las tensiones iban en aumento y se les aconsejaba por motivos de seguridad no ir a la oficina y trabajar desde casa.
Las noticias que llegaron ayer jueves eran inquietantes y confusas. El ejercito había tomado el poder y los disturbios populares habían sumido el país en la confusión. Se ha cerrado el aeropuerto internacional (de hecho, el hermano del presidente ha sido detenido al intentar coger uno de los últimos vuelos), se escuchan disparos en la zona del palacio presidencial, televisión y radio han sido asaltadas y las emisiones interrumpidas.
De momento Campaoré el hombre que ha regido los destinos del país durante 27 años permanece en paradero desconocido.
Calles de Ouaga. Desgraciadamente hoy no están tan tranquilas |
El presidente recupera el poder y retira su intención de reformar la constitución para legitimar su tercer mandato (en realidad el tercero de esta última etapa, sin contar todos los anteriores.
Otra opción es que el ejercito lidere un proceso de transición nacional para celebrar elecciones en 2015 tal como estaba previsto.
Siempre en positivo, en Burkina Faso se dan una serie de elementos esperanzadores: hasta ahora la la convivencia de diversas de etnias nunca ha derivado en enfrentamientos. A nivel religioso la relación entre musulmanes y cristianos ha sido siempre pacífica. La oposición, y parece que la sociedad en conjunto permanece bastante unida con el único interés que Campaoré salga del poder.
Y mientras tanto, un fantasma sobrevuela la región: la posibilidad que se declare algún caso de ébola ha aumentado y diversos organismos empiezan a pensar en las consecuencias que tendrá la llegada de la epidemia a un país gobernado (esperemos que temporalmente) por el caos.
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