sábado, 3 de abril de 2010

113. El tifon y los germaine

Nana, hablando a unos jovenes.
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Marzo 2008. Níger. Llego a la oficina en Mayahí. Gran discusión, acalorado, debate, enfrentamiento. Tengo que quedarme en silencio hasta que Nana se apiada de mi y me traduce del hausa al francés. ¿Que ha pasado? Ayer un tifón, un golpe de viento, "algo inexplicable" levantó una plancha de metal de uno de los tejados de una casa cercana a Mayahí y mató a una persona. Un drama. "Han sido los germaine" me aclara Nana. Pero... "Sí, los germaine son malos, hacen este tipo de cosas."
Eso no puede ser Nana, ningún germaine puede enviar un tifón desde su región hasta aquí. Entre el país de los Germaine y el de los Hausa hay más de mil kilómetros, como si un gaditano le envía un ciclón a un barcelonés. "Ah, Juanjo, no conoces a los germaine" (efectivamente, no les conozco). Un bando defiende que han sido los germaine, otro defiende otras teorias, pero todas buscan una causa, ya que la casualidad y la causalidad van reñidas en esta parte del globo y para casi todo hay una explicación. Le pregunto a Illa, mi mano derecha en la oficina si los Germaine pueden enviar un ciclón para matar a alguien. "Pueden, pueden, cosas peores han hecho".
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Dos animadores "teatralizando" problemas nutricionales. Las tradiciones orales africanas juegan un rol importantisimo en la transmision de información..
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Son este tipo de cosas, rayando lo irracional, lo mágico, lo inexplicable lo que separa África de Europa, pero.. ¿quien tiene razón (si es que hay alguien que la tiene)? ¿Acaso no es irracional que haya gente que le de malas vibraciones el hecho que un gato negro pase delante suyo o un salero se vuelque en la mesa? ¿No es irracional que nos disfracemos una vez al año en carnaval o que nos comamos doce uvas al ritmo de una campana?. En África sucede algo parecido. Se mezclan dos mundos, real y mágico, racional e imaginario y a veces es dificil saber donde empieza uno y donde acaba otro.

1 comentario:

cercadeafrica dijo...

El año pasado en Camerún me pasó algo parecido. Estábamos en una aldea pequeñita en la playa, y por la noche estábamos en una casa, donde habían venido muchos amigos y familiares del matrimonio que nos acogía, y estaban bailando, cantando y tocando con tambores. Se había levantado tormenta y los relámpagos eran espectaculares (sobre todo cómo se veía desde allí, que no había luz). En un segundo, de repente, pareció que un repentino y rápido vendaval debió mover el tejado, y entró agua del techo. Salieron todos despavoridos de la casa, corriendo asustados. Rezaban a gritos y discutían que no había que cantar más. Nosotros asombrados, pues no nos parecía que hubiera pasado nada. Cuando se tranquilizaron, comentamos lo que había pasado y ellos decían que la casa se había movido, que era fruto de haber convocado a la lluvia. Para nosotros, los tres únicos blancos, era un comportamiento irracional, pero a mí me dio por pensar, ya que que fuimos los únicos que no notamos nada, y ellos salieron corriendo exactamente a la vez porque lo notaron en la tierra. De alguna manera, tienen más contacto con la naturaleza y nosotros hemos perdido algunos sentidos. Todo queremos racionalizarlo y algo de razón también deben de tener para que hubieran sentido todos lo mismo y se asombraran al oirnos decir a nosotros que no habíamos notado nada... Y por cierto, que al día siguiente varias palmeras estaban tronchadas y un par de árboles se habían caído...