79. Addis Abeba

Grandes avenidas de corte sovietico en Addis (Abeba significa flor)

Addis Abeba, si se lo propone, puede ser una ciudad terriblemente hostil. Sus 2.500 metros de media de altitud, la tercera capital más alta del mundo, después de La Paz y Katmandú, la convierten en una trampa meteorológica. Si sale el sol, te achicharras, hay poca atmósfera encima de ti para protegerte y te mueres de calor. Si estás a la sombra, te mueres de frío. Por la noche, la manta es obligatoria, da igual la época del año. Es una ciudad caótica, grande, terriblemente grande, desordenada, desorientadora. Colinas, subidas, bajadas, el coche es imperativo para moverse de un lado para otro. Por supuesto no hay metro y los mini buses van de un lado para otro, literalmente “pescando” pasajeros al grito de la zona a la que se dirigen, Merkato, Piazza,... Los coches de Naciones Unidas, ONGs, gubernamentales, taxis (azules y blancos), colapsan cada mañana sus calles. Incluso un trayecto corto se convierte en una tortura mientras los autobuses y camiones lanzan bocanadas de humo negro, posiblemente causado por la mezcla de carburante de baja calidad.

Cualquier lugar es bueno para tener un rebaño de ovejas, aunque sea en la principal plaza de la ciudad, en la avenida Menelik

El nombre አዲስ አበባ es bonito "Nueva Flor" (foneticamente, me recuerda a una ciudad estadounidense) y en ella se encuentra la Organización para la Unidad Africana. Su aeropuerto, Bole, es un referente para el Africa Oriental y sus lineas aereas (etiopes y extranjeras) la conectan con casi todo el continente, con un trafico similar al de Dakkar o Nairobi

Addis Abeba no es una ciudad agradable, pero es, sin lugar a dudas, una de las grandes capitales de Africa (desde 1936, convertida en tal por los italianos) y un referente para el continente, pero muchos etíopes no se consideran parte de Africa. Etiopía no es Africa afirman con orgullo. ¿Entonces, que es? pregunta el incauto visitante. Etiopía es Etiopía.