martes, 22 de julio de 2008

54. Lost in translation

Msika Sichinga del WFP, nuestra mano derecha en Malawi y Gregory Kambua, nuestro conductor habitual a nuestra llegada a Lilongwe en Mayo 2004

Hoy es (viajemos en el tiempo) 21 de junio de 2004. Acabamos de llegar a la escuela de Kambulu. Desarrollamos la operativa habitual, que normalmente consiste en lo siguiente: Llegamos a la escuela y la comunidad nos está esperando (profesores, director de la escuela, padres, consejo escolar, cocineros…). Nos reunimos, normalmente, debajo de un árbol (porque como me dijo una vez un buen amigo, en África todo sucede debajo de un árbol). Msika, nuestro compañero del WFP, se levanta y nos va presentado en chichewa: Florence como representante del Ministerio de Educación, Cateligne, Cookie y yo como colaboradores de WFP (aunque en realidad, trabajamos para TPG) y él mismo como delegado del WFP. Entonces, uno de nosotros tres se levanta y (en inglés) dice unas palabras agradeciendo la presencia de los asistentes. Acto seguido toma de nuevo la palabra Msika (en chichewa) para explicar que el objeto de nuestra visita es mejorar las condiciones de las cocinas de las escuelas de Kasungu. La gente aplaude y en las próximas semanas facilitaremos el material y la comunidad realizará el trabajo.

Predicando la importancia del cultivo de huertas dentro de la escuela a cargo de los alumnos. Thawe, escuela de Kasungu en junio 2004
Hoy, antes de empezar la reunión les he dicho a mis colegas que seré yo el que diré las 4 palabras iniciales. Ni Cookie ni Cataligne se dan cuenta del gesto de complicidad que cruzamos Msika y yo. Así que cuando llega el momento, me pongo de pie y digo (casi literalmente): “Buenos días. Gracias por recibirnos. Mis compañeros y yo estamos visitando las escuelas de Kasungu. El motivo de estas visitas es trabajar con vosotros para mejorar el estado de la cocina. Necesitamos vuestra ayuda para desarrollar este trabajo y pedimos vuestra colaboración. Msika Sichinga os va a dar más información. Muchas gracias.” La comunidad aplaude, me siento y Msika se pone de pie, pero los que casi se caen de la silla son Cookie y Cateligne, ya que el discurso que acabo de hacer lo he hecho en Chichewa, la lengua oficial de Malawi. Ninguno de los dos sabia que llevaba (secretamente y asesorado por Msika) casi dos semanas memorizando fonéticamente, un discurso de menos de dos minutos que podéis ver en el vídeo, así que la sorpresa fue mayúscula (de hecho, Cookie, que no se caracterizaba por tener muchas luces, pensaba que me había puesto en pie y que había dicho todas las palabras que habían pasado por mi mente y que sabía en Chichewa (alto, lejos, leche, por favor, buenos días,….).
Fin de la pequeña broma del “spanish collegue” que pasada la sorpresa inicial, se toman a bien.
Hablando con el director de la escuela de Chibusu, en Mayo de 2004

La comunidad se admira del hecho de que el Azungu haya hecho el speech en su lengua, así que todas las personas que participan en la reunión se dirigen a mi, hasta que les indicamos que no hablo chichewa. Por supuesto, no se lo creen por que me han visto hablando con tal naturalidad como si hubiese pedido el menú del día. Aclarado el mal entendido, la comunidad siente que si hemos hecho el esfuerzo de aprender mínimamente su idioma, también haremos el esfuerzo de distribuir los materiales y dejarles que organicen la cocina de la forma más óptima. Cookie y Cateligne planean su venganza (que no se materializará) pero de momento Msika y yo hemos pasado un buen rato al ver sus caras de sorpresa total.



Este video se tomó justo una hora después de la visita a la escuela, donde a petición de mis colegas, repetí el speech. A la izquierda, Cookie. La silla vacia es para Cateligne (que hace la grabacion ) y de refilón se ve a Msika, que se lo pasaba pipa cada vez que me oía (de hecho, se aprendió el discurso, de memoria, igual que yo)

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