Awassa se encuentra a 1700 metros de altitud; es una zona verde, agradable, con colinas suaves, impracticables y muchas veces inaccesibles en la época de lluvias. El clima es tropical (el ecuador está a varios cientos de de kilómetros al sur, en Kenia) y tiene su estación de lluvias y su época seca. No he visto lluvia más intensa como en Etiopía (tampoco he viajado tanto, todo hay que decirlo). Es una cortina de agua que en un minuto te deja recién salido de la piscina. La vegetación es más verde que en Irlanda y hay mil riachuelos que bajan por las montañas. Ante este panorama la pregunta podría ser porque hay problemas nutricionales en el país o como es posible que el cólera se extienda tan rápidamente. La respuesta es compleja.
En Awassa, una ciudad de aproximadamente 100.000 personas, la gente es agradable, acogedora. Hay bastantes ONGs internacionales (Save the children, People in need, World vision, Concern...) y unas cuantas locales. No hay muchos faranjis (extranjeros) y estos se reunen cada viernes por la tarde en Post Rendevouz, un restaurante los viernes por la tarde a tomar una cervecita.
Es una ciudad tranquila, turisticamente activa por la cercanía del lago y lugar de vacaciones de la burguesia etiope. No suele llegar mucho faranji, que generalmente no bajan mas allá de Addis, después de haber visitado las sorprendentes iglesias de Lalibela, Harar, Gondar o el lago Tana, nacimiento del Nilo Azul.
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