jueves, 16 de noviembre de 2017

345. Desde el centro de República Centroafricana (I)

M. Claire, animadora de Oxfam con un grupo de mujeres

Después de unos meses de actividad, vuelve África en colores con más ganas que nunca por mostrar la realidad del continente africano desde un punto de vista positivo.

El reto es grande si busco una realidad positiva a mi alrededor.

Escribo desde Bria, una ciudad en el centro de República Centrofricana.

Como en todo el país, la gente animada, agradable, acogedora…los equipos humanitarios nos han recibido con cordialidad. 

Ya estamos, mi colega Fernando y yo, venidos desde la sede de Barcelona de Oxfam Intermon escuchando a los equipos que comparten sus dificultades.


La principal de ellas, la seguridad. Los equipos que trabajaban en los ejes cercanos a Bria han tenido que dejar de hacerlo: los enfrentamientos entre los grupos armados hacen que sea imposible trabajar en los alrededores. Oxfam ha tenido que cambiar su zona de intervención y centrar el trabajo en la ciudad de Bria. Os cuento como es Bria:

Es una ciudad media-importante. En un país con cuatro millones y medio de personas, una ciudad de 80.000 personas es una referencia. Es difícil manejar las cifras exactas porque la población se desplaza constantemente. 

Hasta hace unos meses, las comunidades cristianas y musulmanas convivían conjuntamente sin problemas. 

Las etnias, se mezclaban y aunque había enfrentamientos entre grupos mayoritariamente musulmanes (Ex Selekas) y grupos mayoritariamente cristianos (Antibalaka) la gente vivía en Bria sin grandes problemas. 

Hace unos meses los enfrentamientos aumentaron y en abril de este año 2017 los combates entre los grupos llegaron al centro mismo de Bria. 

Consecuencia: casi 50.000 cristianos (la zona es de mayoría musulmán) se sintieron amenazados y se concentraron alrededor de las instalaciones de las fuerzas de paz de la ONU, la MINUSCA.

Aprovisionamiento de agua en PK3. Noviembre 2017
Si uno pasea hoy por Bria, como hemos hecho esta mañana, se encuentra con zonas completamente abandonadas junto a barrios musulmanes habitados.

Y si uno continua su paseo hasta el barrio de PK3 (es decir, el barrio a 3 Km. del centro donde se encuentra la MINUSCA, uno encuentra una mini-ciudad, recién creada, con 50.000 personas que no pueden volver a sus hogares y se sienten amenazadas. 

Como veis, nada fácil vivir aquí. 

Un comentario final: a pesar de lo que habéis leído,... aquí no hay una guerra de religiones. 

Las dos religiones han convivido pacíficamente durante años. Hay una guerra de grupos armados (de religiones diferentes) interesados en controlar una de las zonas más ricas del país entre otras cosas por las explotaciones de diamantes. 

Otro día, os cuento más.




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